Hoy en nuestro blog, trataremos de arrojar un poco de luz a los comienzos de lo que hoy es nuestra actividad y enumeraremos una serie de datos curiosos sobre la evolución del aislamiento térmico en la historia.
Primeros tiempos del aislamiento térmico en la historia
El punto de partida es por todos conocido: las primeras poblaciones humanas del Paleolítico que no se cobijaron en cuevas, aislaron sus refugios con pieles de animal, a modo de tiendas de campaña.
Algo más tarde, en el Neolítico, hay constancia de la existencia de construcciones de adobe mezclada con paja, aún en uso por tribus africanas de la actualidad, y también del comienzo del uso de la edificación en piedra.
Ya en la Edad Antigua, los egipcios apostaron por aumentar el grosor de las paredes exteriores, los romanos inventaron el muro de tres hojas para mantener un confort térmico estable y la arquitectura medieval volvió a trabajar con muros muy gruesos para aislar los interiores de las condiciones climatológicas adversas del exterior.
Los musulmanes del medioevo, sin embargo, levantaron eficaces y hermosas construcciones de ladrillo para batallar contra el calor africano y del sur de España (hay que recordar que este material tiene una capacidad aislante netamente superior a la piedra).
Grandes avances del siglo XX
En el año 1898 nació la costumbre de construir los cavity walls o muros con cavidad.
Estos muros eran construidos desdoblando el muro exterior en dos hojas de ladrillo: una interior, con más sección y capacidad portante y, otra exterior, que cerraba el edificio. Entre ellas se dejaba una pequeña cámara de aire que permitía que el aire circulase y no hubiera riesgo de condenaciones.
De ahí, a introducir el aislamiento entre ambas caras, tan solo había un paso, aunque aún tardaría más de 20 años en llegar.
En el periodo de entreguerras y en una situación socio-política y económica compleja, un pequeño grupo de arquitectos con Mies van der Rohe y Le Corbusier a la cabeza, comenzaron a experimentar con otros sistemas constructivos (estandarización, seriación, prefabricación…) y con las primeras apuestas a favor de arquitecturas austeras, sencillas y, como gran novedad tipológica, con cubierta plana.
Uno de los ejemplos más tempranos de un uso pionero del aislamiento lo podemos encontrar en la casa 20 de Walter Gropius. En ella, el arquitecto usa finas láminas de Fonitram (mezcla de cemento y madera) en las fachadas acompañadas de un aislamiento de fibra de vidrio estucado por el exterior.
Así comenzó el verdadero nacimiento de lo que hoy consideramos aislamientos. A través de la búsqueda de materiales que mantuviesen la temperatura adecuada para el bienestar humano: 22 ºC en invierno y 25 ºC en verano.
Durante gran parte del siglo XX, la tecnología y la mano de obra especializada aún no estaba totalmente a punto.
Se usaron espumas de plástico y materiales alveolares que dejaban abundantes puentes térmicos, generaban problemas de infiltraciones de agua y humedades.
En realidad, no era tanto problema del material, sino de los sistemas constructivos y la aplicación de los mismos, ejecutados por una todavía poco especializada mano de obra.
Actualidad
La concienciación climática y energética que apareció en el último tercio del siglo XX sumada al avance tecnológico de la maquinaria y los materiales perfeccionados en laboratorio permitieron el salto de gigante en el terreno de los aislamientos.
Desde finales del siglo XX ya nada se construye sin aislar convenientemente según las rigurosas normativas al respecto.
AISLASUR lleva más de 30 años trabajando para que el confort climático de viviendas, centros de trabajo e industrias sean óptimos y funcionales y mediambientalmente amigables. ¿Hablamos?